jueves, 7 de mayo de 2015

CAPITULO 76




En un principio pensó que era un chiste, o un simple comentario, pero no. Estaba celoso de verdad. En toda la noche la mantuvo alejada de Soledad. Bailaban solos, por ahí cerca, pero evitándola alevosamente.


Le hizo tanta gracia, que le tuvo que decir algo.


—¿Estás celoso? – lo miró como si no pudiera creerlo.


—No quiero que nadie más te toque. – le dijo muy en serio.


Ella se rió.


—¿Vos te pensás que sí me gustara Soledad, podría estar con ella? ¿Mirando el tatuaje “Pedro” mientras… – ella levantó una ceja y él la frenó.


—Por favor, no me hagas pensar en el “mientras”. – dijo
sacudiendo la cabeza.


Ella se rió y lo besó.


—Estoy segura de que ya lo estuviste pensando. – agregó
levantándole una ceja. El cerró los ojos sacudiendo la cabeza y después de sonreír la besó también.


Se quedaron bailando con el resto de sus compañeros, hasta que su ex los volvió a interrumpir.


Pedro, ¿Nos podemos ir? Estoy cansada. – lo miró con el rostro largo y encorvada como si recién no hubiera estado bailando con medio boliche.


El miró a Paula y le dijo al oído.


—Si querés la llevo a casa y después vuelvo. – sentía como todos los músculos de su cuerpo se tensaban listos para atacar. Pero en vez de eso, respiró profundo y hablando fuerte para que ella también escuchara, le contestó.


—La llevemos a tu casa y vos después me llevas a la mía. – miró a Soledad con media sonrisa, y agregó. —Y te quedas…


Como Pedro la estaba mirando, se perdió como la chica entornaba los ojos y apretaba los dientes.


—Vamos. – dijo él sonriendo.


A una cuadra de que llegaran a su departamento, la chica empezó a respirar fuerte y a llorar.


¿En serio?


El, preocupado, estacionó y la miró.


—¿Qué pasa? – a estas alturas lloraba desconsoladamente. Vio que él la abrazaba y ella le hablaba al oído. —Shh, tranquila. Respirá profundo. Ya sabes que se te pasa.


Paula puso los ojos en blanco.


—Me siento mal, Pedro. No me dejes sola, por favor. – le rogó temblando. —Se me duermen las manos.


Estaba histérica.


—No te voy a dejar sola. Tratá de calmarte. – le decía acariciándole la espalda. Ahora dirigiéndose a Paula, dijo. —¿Te puedo llevar a tu casa? Soledad no se siente bien,…


Enojada y al borde de las lágrimas ella también, le contestó.


—Me voy sola. – casi pudo jurar que la muchacha en sus brazos sonreía. ¿Cómo no se daba cuenta de que estaba actuando?


—No, yo te llevo. – la miró ansioso. —¿Cómo te vas a ir sola?


—Vivo cerca. – abrió la puerta del auto y se bajó cuando se dio cuenta de que estaba por protestar. Dando la vuelta, quedando cerca de él le dijo.


—Chau, mañana hablamos. – miró a la ex molesta. —Que te
mejores.


Y sin ganas de nada más, se fue caminando por la vereda. 


Notó que él la seguía con el auto y escuchó que la llamaba.


Dobló la esquina que era contramano y caminó más rápido hasta llegar a su edificio.


Apagó el celular y se fue a dormir.


A estas alturas no estaba solo enojada con ella por ser tan
manipuladora, si no también con él, por dejarse manejar así.


Ya no le quedaba ninguna duda de que Soledad mentía.





2 comentarios:

  1. Aiii diooos q.bronca q esa minaaa!! La odio! Y Pedro es un tarado, espero q se d ccuenta q está fingiendo ,y Pau tiene q decirle algo, no se puede estar bancando todo eso.. espero demasiado ansiosa los prox caps, bso @GraciasxTodoPYP

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  2. Pero que zorra esa Soledad. Me encanta esta novela Carme.

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