Se despertó confundida, tardando más de lo normal en recordar en donde estaba. La casa de Pedro. – movió las piernas, porque las sentía entumecidas y adoloridas… – Y la cama de Pedro.
Pero él no estaba.
Buscó una de sus remeras, y se la puso. Sonrió al notar que la tapaba hasta la mitad del muslo, y las mangas le cubrían la mitad del brazo. El no era mucho más alto que ella, pero si bastante más grandote. Su espalda era enorme.
Y su perfume… mmm…
Caminó hasta la sala y lo vió pagándole al delivery de la pizza.
El chico la miró de arriba abajo y sonrió poniéndose colorado. Ella, con algo de maldad le sonrió de vuelta y le guiñó el ojo. Tuvo que contener la risa al ver que se ponía todo torpe y casi tiraba el pedido al piso.
Era mala, y probablemente se iría al infierno…pero eso había sido gracioso.
Pedro, al notar que algo pasaba se volvió para mirar y se encontró con ella mirándolo. Frunció el ceño por un minuto y se despidió del muchacho casi golpeando la puerta en su nariz.
—Tengo pantalones también. – dijo malhumorado.
—Pero así estoy más cómoda. – se encogió de hombros. —¿Estás celoso, Pedro? – le preguntó acercándose a él muy despacio.
—Bastante. – reconoció todavía serio. —Estas casi desnuda… al pibe casi le da un infarto.
—No estoy desnuda. – dijo poniendo los ojos en blanco. —Ahora si estoy desnuda. – agregó levantándose la remera y arrojándola a otro lado. —¿Te das cuenta de la diferencia? – preguntó sonriendo con una ceja levantada.
El fue cambiando la cara hasta sonreír, aunque no quería.
—No me provoques, porque me muero de hambre. – la señaló con el dedo índice.
Ella se rió y acercándose a él lo besó.
Se alejó apenas, y abrió la caja de la pizza. Olía exquisito.
Tomó un pedazo, y como si nada se sentó a la mesa cruzando las piernas de manera sugerente.
—¿Me vas a torturar mientras como? – le preguntó mientras
clavaba la vista en su piel.
—Si te pone celoso que otro me vea desnuda… – se encogió de hombros. —Mirame vos. – le sonrió coqueta.
El negó con la cabeza divertido y se sentó frente a ella a comer.
Cada tanto cambiaba de pierna, o se rozaba “sin querer” los muslos llamándole la atención. Y él, mientras charlaban, trataba de mirarla a los ojos, pero no podía. Se perdía mirando sus pechos, con la boca entreabierta y parpadeaba cuando se daba cuenta.
Le encantaba.
La hacía sentir sexy.
Tomó de su copa mirándolo y lo vió suspirar.
Habían puesto música, y ahora mientras sonaba Curtis de
Babasónicos, lo único que quería hacer era bailar.
Se paró frente a él y lo hizo. Muy despacio, al ritmo de la música, movía sus caderas y su cabello haciéndolos reír.
Tiró de su mano poniéndolo de pie, y se abrazó a su cuerpo para bailar mejor. El la sujetó contra su pecho y se movió lentamente meciéndolos.
De a poco, lo fue buscando hasta besarse. Sus labios también la besaban con la música… Suspiró dejándose envolver por el momento y por primera vez, no tuvo miedo de reconocer que era romántico,… y le hacía sentir cosas. Muchas cosas.
Acarició su rostro escuchando la letra de la canción que hacía que su corazón fuera a mil por hora.
****
Necesitaba decir todo eso que se le quedaba en el pecho sin salir.
Esa noche, la llevó a la cama alzando cuando ya se había dormido, y mientras la miraba se preguntó si alguna vez iba a poder decírselo.
Era demasiado pronto. Sonrió.
Besó su frente con cariño y apagó la luz de la mesita de noche para acostarse a su lado y dormir.
Geniales los 3 caps Carme Pero tanta paz va a durar poco me parece.
ResponderEliminarcuanta pasion estos dos !!! genial los capitulos.. el es realmente un DI VI NO !!
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