miércoles, 22 de abril de 2015

CAPITULO 24




En su casa, se dio cuenta de que le había bastado con solo verla para olvidarse de todo.


De los nervios de la entrevista, de lo ansioso que estaba por que lo contrataran, de sus peleas con Sole, de ese maldito test de embarazo…


Todo pasaba a un segundo o tercer plano.


Era inevitable.


Estaba totalmente cautivado y ya no podía hacer nada. Iba cayendo en su juego, se estaba dejando llevar por sus encantos.


Ahora lo único en que podía pensar es que la vería todos los días, y no sabía como iba a hacer para poder controlar las ganas que tenía siempre de besarla cuando estaban cerca, estando en el trabajo.


Tendrían que ser profesionales, y dentro de la empresa, ser lo más discretos posibles.


Pero aun así, podría verla a diario.


Frunció el ceño. A él eso le afectaba, pero a ella seguramente le daría lo mismo. Seguro tenía más sumisos en esa oficina. Seguro apenas él se había ido, se había quedado con Gabriel y habían…


¿Qué idioteces eran esas?


Se tapó la cara con las manos y se quedó así por un momento.


Casi se había quedado dormido cuanto su celular vibró en su
bolsillo sobresaltándolo.


“Me dejaste con muchas ganas…”
Paula.


Ese mensaje lo había dejado mal. Ya se había calmado, ya habían pasado unas horas y había bastado solo con leerlo para volver a reavivar su excitación.


Se prendió fuego, directamente.


Respondió sonriendo, pensando en lo que ella le había escrito en la reunión.


“Esta noche se te pasan…”


Inconscientemente había llevado una de sus manos a su pantalón y se lo estaba desprendiendo. Imaginarse su rostro al recibir su respuesta, lo estaba poniendo cada vez más a mil.


“Hoy quiero tu boca.”


El cerró los ojos por un momento. Había entendido perfectamente.


Estaba haciendo referencia a lo que le había escrito en la entrevista. El en cuatro patas, entre sus piernas… se abrazaría a sus muslos y…


Se tocó sobre la ropa interior y después de escribirle, se liberó tomándose con firmeza.


“Mi boca y todo lo que quieras…”


Su cuerpo se tensaba y aflojaba a medida que su mano se movía.


Tenía otro mensaje.


“No te toques. Quiero que cuando vengas, tengas las mismas ganas que tengo yo.”


Quiso quejarse, pero se dijo que no le convenía.


Todavía le dolía su castigo, no tenía por qué volver a ponerla a prueba.


¿Cómo sabía lo que estaba haciendo?


Miró su miembro.


Mmm….iba a ser doloroso.


Después de todo.. ¿Cómo sabría ella si él…?


Otro mensaje.


“No querés que te castigue otra vez.”


Resignado, suspiró sacando la mano y contestando.


“No, señora.”


No había forma de que se enterara, pero por las dudas, lo dejaba ahí.


Se acomodó la ropa.


Genial. Esta noche duraría literalmente cinco minutos. Lo tocaría y listo. Bastaría con eso.


Iba a tener que conseguir crema para su piel si seguía así





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