sábado, 2 de mayo de 2015
CAPITULO 57
Apenas entraron él la sujetó por la cintura y la besó.
Le encantaba como la deseaba todo el tiempo. La enloquecía el hecho de que no pudiera esperar a que estuvieran solos para tirársele encima.
Respondió a beso gimiendo suavemente y empezando a desvestirlo a toda velocidad.
Ella tampoco podía esperar. Respiraban trabajosamente y sus pieles quemaban.
Cuando estuvo desnuda, la alzó pegada a su cuerpo y se la llevó a la habitación.
La recostó con cuidado en la cama y después de besarla con ternura, comenzó a bajar por su cuerpo…
Le separó las piernas con delicadeza, y siguió bajando.
La recorrió con los dedos de una mano, mirándola y ella se arqueó jadeando.
—Mmm… – se mordió los labios al sentir su humedad y como si no pudiera resistirse, la tomó con la boca y la besó allí. Gritó agitando su cadera hacia delante.
El sonrió consiente del efecto que sus caricias tenían y alejó un poco su rostro, provocándola. Le devolvió la sonrisa y se retorció bajo su cuerpo.
Se pasó un rato torturándola, tocándola, y luego alejándose… Besándola y dejándola colgada. Ella cerraba los ojos y se movía para todos lados buscando algo de contacto.
Vio que se incorporaba fuera de la cama y sujetándola por la cadera la elevó cerca del borde del colchón acercándola a él.
Sin decirle nada, se colocó sus piernas alrededor de su cintura y la llenó de golpe.
No se lo esperaba, así que gimió con fuerza.
La vista que tenía desde ese lugar era alucinante.
El estaba resistiendo casi todo el peso de su cuerpo con las manos, y los músculos de sus brazos y su pecho estaban flexionados y se movían al ritmo que lo hacían ellos.
Se podía perder en las líneas que dibujaban su cuello, su garganta… oh por Dios, pensó mientras seguía empujando en su interior… Su mandíbula… Y esa boca perfecta y torneada que hacía solo unos minutos estaba entre sus piernas… Cada vez se acercaba más…
Su nariz recta y esos ojos celestes, que la miraban como si fuera la mujer más hermosa y más sexy del planeta. Esos mismos ojos en donde veía absolutamente todo lo que sentía, como un… espejo… oh Dios, como un espejo de su alma… Mmm… Su cabello desordenado, con algunos mechones en la frente.. y… Gimió cerrando los ojos notando como sus movimientos aumentaban de velocidad a medida que gruñía y tensaba las piernas. El también estaba cerca…
Abrió los ojos justo antes, y se encontró con su mirada.
Se dejaron ir casi al mismo tiempo estallando en un mar de jadeos incoherentes, y un placer tan enloquecedor que los había dejado a los dos acostados en la cama exhaustos y temblorosos… tratando de a poco de recuperarse mientras se sujetaban en un abrazo reconfortante. Su pecho olía… como nada en este mundo. A Pedro. A Pedro y a sexo.
Mmm… dos aromas irresistibles. Lo besó y él como respuesta la besó también en la coronilla.
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