domingo, 10 de mayo de 2015

CAPITULO 84





Cuando volvieron a la normalidad. El la miró y se rieron.


—No te quise decir esas cosas, estaba enojado. – dijo tapándose la cara todavía riendo.


—Me di cuenta. – contestó. —No te tendría que haber seguido así el juego. Yo tampoco te quise decir lo que te dije.


—Igual me gustó como lo solucionamos. – dijo por lo bajo
mientras le acariciaba la mejilla.


—A mí también. – dijo mordiéndose el labio. —Pedro


—¿Qué? – la miró a los ojos.


—No quiero que esto se termine. – apoyó la cara en la mano que la seguía acariciando.


—Yo tampoco, bonita. – la besó despacio. —Te amo. – dijo
apoyando la frente en la suya y suspirando.


Ella sonrió y se abrazó a él con fuerza.


Se quedaron ahí por un rato, hasta que les pareció que si no se apuraban les iban a cerrar las puertas de salida de la compañía.


Mientras se arreglaban la ropa él sonrió y acercándose a ella le dijo.
—Se me ocurría… – empezó a decir mientras le peinaba el cabello con los dedos. —Cuando estemos enojados… lo podemos arreglar jugando…


Ella, pensando en las perlas y esa vez en Mendoza, dudó.


—Puede ser peligroso si alguno se deja llevar mucho. – a lo largo de todos esos años, había escuchado de casos terribles, que habían terminado muy mal.


—Confío en vos. – le mordió el labio suavecito. —Y yo nunca te haría nada que realmente te lastimara. No podría.


Ella suspiró, sintiendo sus manos, de repente cerca del ruedo de su falda otra vez.


—Podemos probar… – comentó. —Vamos a casa. – dijo levantando una ceja, más decidida.


El le hizo una sonrisa cómplice, y sin mirar atrás se fueron a su departamento.



****


Estaba de rodillas, totalmente desnudo, esperando a Paula en la puerta de su habitación.


Sus tacones resonaban en todo el lugar. Sabía que se acercaba. Y no podía esperar por sentirla. Todo su cuerpo reaccionaba a sus sentidos.


Al sonido de sus tacos, al perfume en el aire. Todo en ese cuarto gritaba “Paula”, y era cautivante.


Antes hubiera tenido temor o incertidumbre al no saber que cosas era capaz de hacerle. Pero ahora estaba total y completamente entregado.


Ansioso.




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